Adán y Eva vivieron por un largo tiempo y
tenían muchos hijos e hijas. Sus primeros dos hijos se llamaron Caín y Abel.
Las Escrituras enseñan que "conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió
y dio a luz a Caín". "Conocer", en este versículo, significa que
Adán y Eva tuvieron relaciones matrimoniales y una nueva vida fue producida. Su
siguiente hijo se llamaba Abel. Hay algunas lecciones importantes que podemos
aprender de Caín y Abel.
Caín fue labrador de la tierra,
mientras Abel fue pastor de ovejas. Ambos eran muchachos religiosos. Ambos
adoraban a Dios. Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Yahveh. Abel
trajo de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas.
Miró Yahveh con agrado a Abel y a su
ofrenda. Pero no miró con agrado a Caín y la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en
gran manera, y decayó su semblante. Él era el hermano mayor. Él primogénito. Probablemente era más grande, más fuerte, y más inteligente que
su hermano menor. Caín estaba muy enojado que Dios prefieriera la ofrenda de Abel
antes de la suya.
Dios animaba a Caín que hiciera lo
bueno y todavía pudiera tener preeminencia sobre su hermano. También, le
advirtió, no obstante, que el pecado estaba a la puerta deseando devorarle. Si
Caín hubiera escuchado a Dios, hubiera vivido una vida feliz y tranquila. En
cambio, escuchó al diablo. Se envolvió en una disputa con su hermano y entonces
lo mató. Eso fue el primer homicidio en el mundo.
Dios vino a Caín y dijo, "¿Dónde
está Abel tu hermano?" Caín mintió y dijo, "no sé. ¿Soy yo acaso
guarda de mi hermano?" Dios sabe todo. Caín debería haberse dado cuenta
que no podía esconder nada de Dios.
El Señor dijo, "¿Qué has
hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra".
El pecado podría traer placer por un
tiempo corto, pero siempre resulta en tristeza al final. Dios puso una
maldición sobre Caín por causa de su pecado. Hubieron dos aspectos de esta
maldición.
- Primero,
la tierra no le volviera a dar su fuerza. La tierra ya había sido maldita
por causa del pecado de Adán y Eva. Ahora, sería aún peor para Caín. Cada
vez que sembrara su tierra, se acordaría de la injusticia que había hecho
a su hermano.
- En
el segundo lugar, Dios dijo a Caín que el sería errante y extranjero en la
tierra. Siempre encontraría dificultades en tener buenos amigos. Caín
dijo, "Grande es mi castigo para ser soportado". Tenía miedo que
cualquiera que le encontrara, trataría de matarle. No obstante, Dios puso
una señal en Caín para que no lo matara cualquiera que le hallara.
Caín salió de la presencia del Señor, y
habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén. Entonces él y su hermana se
casaron y criaron una familia. Hoy en día es incorrecto casarse con alguien de
su propia familia. Caín no tuvo otra elección. Sus hermanas eran las únicas
mujeres en la tierra. Caín construyó la primera ciudad en el mundo y la nombró
Enoc, nombre de su hijo.
Esta historia se encuentra en Génesis
capitulo 4. Espero que algún día tenga Ud. la oportunidad de leerla. La Palabra
de Dios es semejante a una semilla. Cuando está sembrada en su mente, le dará
ideas maravillosas y entendimiento. Ahora, que meditemos en esta historia para
aprender algunas lecciones muy importantes.
- En
primer lugar aprendemos que una relación correcta no se obtiene por obras
duras. Caín era un labrador de la tierra. Sin duda su trabajo era mucho
más duro que el de su hermano, quien fue un pastor.
- En el segundo lugar, aprendemos que nuestra actitud en la adoración es más importante que el tipo de ofrenda que traigamos a Dios. Hebreos 11:4 nos enseña que la ofrenda de Abel fue aceptada por Dios porque fue ofrecida con fe. El hombre sólo puede observar las apariencias exteriores, pero Dios puede mirar dentro de nuestros corazones. Caín tenía una actitud mala. No quería someterse a Dios. Su rebelión se ve no sólo en el acto de matar a Abel, sino también en la construcción de una ciudad. Dios lo condenó a ser un "extranjero" pero en lugar de eso, construyó una ciudad.
- En tercer lugar, aprendemos que deberíamos amarnos unos a otros en vez de
seguir el ejemplo de Caín. El libro de Génesis es el primer libro de la
Biblia. Uno de los últimos libros de la Biblia fue escrito por Juan el
apóstol. En ese libro escribió: "Este es el mensaje que
habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín,
que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque
sus obras eran malas, y las de su hermano justas". (1 Juan 3:11-12) Desde
el principio mismo, Dios ha querido que nos amemos unos a otros.
- En
el cuarto lugar, aprendemos que gente religiosa pueda ser, a veces, cruel
y mala. Caín fue un hombre religioso, pero mató a su hermano. Jesús fue
crucificado por hombres religiosos. En Lucas 15:11-32 se encuentra la
historia del hijo pródigo. Léase esa historia para ver que es similar a la
historia de Caín y Abel.
- Finalmente,
esta historia nos da entendimiento en cuanto al "nacer de
nuevo". Esta es una expresión usada por Jesús para describir la salvación.
(Véase Juan 3:1-22) Adán "conoció" a su esposa y ella dio a luz
vida nueva. "Conocer" a Jesús, en el sentido espiritual, es
"nacer de nuevo".
- La salvación es la experiencia más maravillosa en la tierra. No solo hombres perversos como Caín pueden ser salvos, sino aún los hombres quienes crucificaron a Jesús fueron ofrecidos el don gratuito de salvación y vida eterna.
· «Sobrellevad
los unos las cargas de los otros y cumplid así la ley de Cristo» (Gál. 6:2).
· «Este es tu problema, no el mío»; «¿Y
a mí qué? Yo paso».
Estas frases, tan populares hoy en una sociedad individualista en grado
sumo, reflejan la tendencia natural del ser humano desde que Caín hizo la
cínica pregunta relatada en párrafos anteriores, refiriéndose a su hermano Abel, a quien acababa de matar.
Por naturaleza, todos llevamos algo
de «cainismo» en el corazón: indiferencia y egoísmo en las relaciones con el
prójimo.
Incluso muchas personas creen y hacen
suyo de buena fe aquel refrán que dice: «Cada uno en su casa y Dios en la de
todos». Es una versión «espiritualizada» que pretende justificar la comodidad
del individualismo. No se trata, pues, de un problema moderno ni exclusivo de
egoístas empedernidos. Nos afecta a todos y ha sido así desde siempre.
Como decía Pascal, el ser humano no es ni
ángel ni bestia y, en el fondo, es las dos cosas a la vez. Todos llevamos «un
ángel» dentro porque conservamos la imagen de Dios, este sello imborrable que
persiste aunque esté profundamente alterado por el Pecado.
Esta impronta del carácter divino nos lleva
a luchar contra el «demonio» que también anida en nuestro corazón y que
convierte al hombre con frecuencia en esclavo de su codicia, su egoísmo, su
ambición sin límites, su amor por el dinero fácil etc. Precisamente todas estas
conductas -la Biblia las llama pecados- están en la raíz de la actual debacle
económica. El problema de Europa hoy no es en primer lugar un problema de
mercados financieros sino de ambiciones sin límite y de egos desbordados. Ahí
empieza todo.
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