viernes, 12 de octubre de 2012

CAÍN Y ABEL - LA ENVIDIA INJUSTIFICADA



Adán y Eva vivieron por un largo tiempo y tenían muchos hijos e hijas. Sus primeros dos hijos se llamaron Caín y Abel. 

Las Escrituras enseñan que "conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín". "Conocer", en este versículo, significa que Adán y Eva tuvieron relaciones matrimoniales y una nueva vida fue producida. Su siguiente hijo se llamaba Abel. Hay algunas lecciones importantes que podemos aprender de Caín y Abel.

Caín fue labrador de la tierra, mientras Abel fue pastor de ovejas. Ambos eran muchachos religiosos. Ambos adoraban a Dios. Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Yahveh. Abel trajo de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas.
Miró Yahveh con agrado a Abel y a su ofrenda. Pero no miró con agrado a Caín y la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Él era el hermano mayor. Él primogénito. Probablemente  era más grande, más fuerte, y más inteligente que su hermano menor. Caín estaba muy enojado que Dios prefieriera la ofrenda de Abel antes de la suya.


Dios animaba a Caín que hiciera lo bueno y todavía pudiera tener preeminencia sobre su hermano. También, le advirtió, no obstante, que el pecado estaba a la puerta deseando devorarle. Si Caín hubiera escuchado a Dios, hubiera vivido una vida feliz y tranquila. En cambio, escuchó al diablo. Se envolvió en una disputa con su hermano y entonces lo mató. Eso fue el primer homicidio en el mundo.

Dios vino a Caín y dijo, "¿Dónde está Abel tu hermano?" Caín mintió y dijo, "no sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?" Dios sabe todo. Caín debería haberse dado cuenta que no podía esconder nada de Dios.

El Señor dijo, "¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra".

El pecado podría traer placer por un tiempo corto, pero siempre resulta en tristeza al final. Dios puso una maldición sobre Caín por causa de su pecado. Hubieron dos aspectos de esta maldición.
  • Primero, la tierra no le volviera a dar su fuerza. La tierra ya había sido maldita por causa del pecado de Adán y Eva. Ahora, sería aún peor para Caín. Cada vez que sembrara su tierra, se acordaría de la injusticia que había hecho a su hermano.

  • En el segundo lugar, Dios dijo a Caín que el sería errante y extranjero en la tierra. Siempre encontraría dificultades en tener buenos amigos. Caín dijo, "Grande es mi castigo para ser soportado". Tenía miedo que cualquiera que le encontrara, trataría de matarle. No obstante, Dios puso una señal en Caín para que no lo matara cualquiera que le hallara.

Caín salió de la presencia del Señor, y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén. Entonces él y su hermana se casaron y criaron una familia. Hoy en día es incorrecto casarse con alguien de su propia familia. Caín no tuvo otra elección. Sus hermanas eran las únicas mujeres en la tierra. Caín construyó la primera ciudad en el mundo y la nombró Enoc, nombre de su hijo.

Esta historia se encuentra en Génesis capitulo 4. Espero que algún día tenga Ud. la oportunidad de leerla. La Palabra de Dios es semejante a una semilla. Cuando está sembrada en su mente, le dará ideas maravillosas y entendimiento. Ahora, que meditemos en esta historia para aprender algunas lecciones muy importantes.
  • En primer lugar aprendemos que una relación correcta no se obtiene por obras duras. Caín era un labrador de la tierra. Sin duda su trabajo era mucho más duro que el de su hermano, quien fue un pastor.

  • En el segundo lugar, aprendemos que nuestra actitud en la adoración es más importante que el tipo de ofrenda que traigamos a Dios. Hebreos 11:4 nos enseña que la ofrenda de Abel fue aceptada por Dios porque fue ofrecida con fe. El hombre sólo puede observar las apariencias exteriores, pero Dios puede mirar dentro de nuestros corazones. Caín tenía una actitud mala. No quería someterse a Dios. Su rebelión se ve no sólo en el acto de matar a Abel, sino también en la construcción de una ciudad. Dios lo condenó a ser un "extranjero" pero en lugar de eso, construyó una ciudad.

  • En tercer lugar, aprendemos que deberíamos amarnos unos a otros en vez de seguir el ejemplo de Caín. El libro de Génesis es el primer libro de la Biblia. Uno de los últimos libros de la Biblia fue escrito por Juan el apóstol. En ese libro escribió: "Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas". (1 Juan 3:11-12) Desde el principio mismo, Dios ha querido que nos amemos unos a otros.

  • En el cuarto lugar, aprendemos que gente religiosa pueda ser, a veces, cruel y mala. Caín fue un hombre religioso, pero mató a su hermano. Jesús fue crucificado por hombres religiosos. En Lucas 15:11-32 se encuentra la historia del hijo pródigo. Léase esa historia para ver que es similar a la historia de Caín y Abel.

  • Finalmente, esta historia nos da entendimiento en cuanto al "nacer de nuevo". Esta es una expresión usada por Jesús para describir la salvación. (Véase Juan 3:1-22) Adán "conoció" a su esposa y ella dio a luz vida nueva. "Conocer" a Jesús, en el sentido espiritual, es "nacer de nuevo".

  • La salvación es la experiencia más maravillosa en la tierra. No solo hombres perversos como Caín pueden ser salvos, sino aún los hombres quienes crucificaron a Jesús fueron ofrecidos el don gratuito de salvación y vida eterna.

·   «Sobrellevad los unos las cargas de los otros y cumplid así la ley de Cristo» (Gál. 6:2).
·   «Este es tu problema, no el mío»; «¿Y a mí qué? Yo paso».
Estas frases, tan populares hoy en una sociedad individualista en grado sumo, reflejan la tendencia natural del ser humano desde que Caín hizo la cínica pregunta relatada en párrafos anteriores, refiriéndose a su hermano Abel, a quien acababa de matar.
Por naturaleza, todos llevamos algo de «cainismo» en el corazón: indiferencia y egoísmo en las relaciones con el prójimo.
Incluso muchas personas creen y hacen suyo de buena fe aquel refrán que dice: «Cada uno en su casa y Dios en la de todos». Es una versión «espiritualizada» que pretende justificar la comodidad del individualismo. No se trata, pues, de un problema moderno ni exclusivo de egoístas empedernidos. Nos afecta a todos y ha sido así desde siempre.
Como decía Pascal, el ser humano no es ni ángel ni bestia y, en el fondo, es las dos cosas a la vez. Todos llevamos «un ángel» dentro porque conservamos la imagen de Dios, este sello imborrable que persiste aunque esté profundamente alterado por el Pecado.
Esta impronta del carácter divino nos lleva a luchar contra el «demonio» que también anida en nuestro corazón y que convierte al hombre con frecuencia en esclavo de su codicia, su egoísmo, su ambición sin límites, su amor por el dinero fácil etc. Precisamente todas estas conductas -la Biblia las llama pecados- están en la raíz de la actual debacle económica. El problema de Europa hoy no es en primer lugar un problema de mercados financieros sino de ambiciones sin límite y de egos desbordados. Ahí empieza todo.

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