jueves, 4 de octubre de 2012

AUTOESTIMA Y ARROGANCIA


Qué es la soberbia y cuál es su significado?

¿Has pensado qué es la arrogancia y cuál es el significado de la soberbia?, ¿son las personas arrogantes seguras de sí mismas?, ¿ser soberbio es sinónimo de tener una alta autoestima o todo lo contrario?. Carla Valencia te invita a reflexionar sobre estas cuestiones para develar la estrecha relación que existe entre la arrogancia y los problemas de autoestima e inseguridad en sí mismo.


Las personas con alta autoestima no se sienten superiores a los demás; no buscan probar su valor comparándose con los demás. Disfrutan siendo quienes son, no siendo mejor que los demás. Nathaniel Branden.

El diccionario define la palabra arrogancia de la siguiente manera: "Actitud de la persona orgullosa y soberbia que se cree superior a los demás".


Cuando una persona es arrogante se siente superior a los demás. Piensa que siempre tiene la razón y los demás están equivocados. Cualquier cosa que otra persona dice , para el arrogante, si no está de acuerdo, no sirve. La persona arrogante piensa “yo soy poderoso, los demás no lo son”, “yo soy Hermosa, los demás no lo son”, y así sucesivamente.


La autoestima por otro lado no tiene nada que ver con la arrogancia. Si partimos de la premisa que la autoestima es un proceso interno de sentirnos bien acerca de nosotros mismos, no está vinculada con la arrogancia.

El arrogante se siente superior a los demás porque está muy preocupado pensando acerca de lo que los demás piensan de él. Las personas con baja autoestima son arrogantes porque no se sienten cómodos con ellos mismos. Las personas con una autoestima saludable se sienten cómodos con ellos mismos .

Los arrogantes se sienten superiores a causa de su baja autoestima y buscan un mecanismo compensatorio para sobrevivir. Son inseguros, esta inseguridad se manifiesta denigrando a los demás para poder sentirse bien acerca de ellos mismos.


Recuerde que la autoestima está relacionada con lo que usted piensa acerca de usted mismo, no con lo que los demás piensan de usted.


"La arrogancia no es delicada, es la complacencia de si mismo tomando ventaja de los demás". - Samuel Jonson


Conocida como uno de los siete pecados capitales junto a la ira, la gula, la lujuria, la pereza, la envidia, la avaricia y la vanidad, la soberbia es una característica común al ser humano que implica la constante y permanente autoalabanza que una persona realiza sobre sí misma. La soberbia es, además, una actitud de constante autoadmiración que hace que la persona en cuestión deje de considerar los derechos y necesidades de aquellos que la rodean al considerarlos inferiores y menos importantes.

La soberbia es un rasgo característico del ser humano ya que tiene que ver con el desarrollo de la autoconciencia y de cada individuo como un ente único y separado del ambiente en el que habita, capacidad que no existe en el caso de los animales. La posibilidad que tenemos de reconocernos como seres capaces de muchas habilidades, facultades y virtudes es lo que deriva en la existencia de la soberbia. Si bien la soberbia puede darse en todos los individuos en algún punto de su vida de modos más o menos profundos, se habla de soberbia específicamente cuando los rasgos de vanidad y autoalabanza de una persona se vuelven exagerados.

La soberbia es uno de los defectos más criticados por la mayoría de las religiones que basan sus teorías en el desarrollo de virtudes tales como la humildad, el respeto y entrega hacia el Dios correspondiente, la compasión y el desinterés por las cuestiones materiales. Esto es especialmente visible para el Cristianismo que, además de las ya mencionadas, señala a la soberbia como uno de los pecados más importantes y graves que puede cometer el ser humano.

Hoy en día, las sociedades post modernas se caracterizan por la existencia de gran número de estas actitudes debido a la importancia que se da al individualismo, a la noción de triunfo social y económico como consecuencia exclusiva de los logros individuales y no de los logros sociales o del contexto, al egocentrismo y a otras muchas circunstancias que desatan altos niveles de soberbia y narcisismo en miles de individuos.

Fuente: La Web

miércoles, 3 de octubre de 2012

SOBERBIA





Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), es un sentimiento de sobre valoración de uno mismo por sobre los demás.

Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc. Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del yo o ego. Por ejemplo, fede souss.

La Vanidad, Orgullo o Soberbia: Es el primero y más grave de todos los pecados capitales, es el deseo por ser más importante o atractivo que los demás. De hecho, este pecado capital está en estricta relación con los otros 6 y los derivados de éstos, en el cual, el sujeto busca ser siempre el centro de atención sin importar lo que tenga que hacer para conseguirlo.

"La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió." 
Francisco De Quevedo

La Soberbia es difícil de manejar en los tiempos modernos, ya que seguimos patrones físicos y psicológicos que vemos diariamente en medios de comunicación donde el sujeto en cuestión busca imitar a un personaje que es eje de una historia y que da por sentado, que en la vida real se le aceptará como tal. 

El antónimo de la Soberbia es La Humildad, donde el sujeto reconoce sus virtudes y defectos y los trabaja acorde a su entorno siendo ejemplo para quienes lo rodean sin poses ni etiquetas.

SIGNIFICADOS NEGATIVOS

En el racismo, el orgullo se define como perspicacia de aquella persona que se envanece a si misma. Genéricamente se define como la sobre valoración del yo respecto de otros para superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar una elevada desvalorización del contexto. También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que se posee es superior, que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás, superar los prejuicios. 

El orgullo incita a la persona a valorarse demasiado, creyéndose capaz de hacer cualquier cosa por encima de los demás e incluso de sus propias capacidades, de las circunstancias o mejor dicho los contratiempos que se presenten. Esta idea deriva directamente en que la persona orgullosa ponga en detrimento a las demás personas, debido a que piensa que sus capacidades o que su valor no equipara al suyo, lo que se considera arrogante.

"Tres cosas hay destructivas en la vida: la ira, la codicia y la excesiva estima de uno mismo. "
Mahoma

SIGNIFICACIONES POSITIVAS
EN LA FILOSOFÍA

Conviene no olvidar la connotación positiva que, ya en su origen latino, posee la palabra, puesto que la calificación de un acto como soberbio u orgulloso puede ser sinónimo de óptimo o de bella factura. En la filosofía objetivista de Ayn Rand, en particular, el orgullo es una de las tres virtudes principales y se define como estima apropiada de sí mismo que proviene de la ambición moral de vivir en plena consistencia con valores personales racionales.
Para Nietzsche el orgullo es una virtud elevada, propia de hombres superiores, la cual conduce a una honestidad absoluta consigo mismo (lo cual hace imposible cualquier trampa o acto deshonesto), valentía y superación constante siempre buscando estar por encima de los demás y no ocultarlo ante nadie en aquello y en todo.

COMO ACTO DE AUTOAFIRMACIÓN

El orgullo también puede entenderse como la autoafirmación y reivindicación de lo que uno es y del grupo o colectivo al que se pertenece. En este sentido, se puede hablar de orgullo nacional, orgullo racial (un ejemplo conocido es el black pride, un movimiento de reivindicación y orgullo de las personas negras, en particular en los Estados Unidos) y orgullo LGBT (de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).

ARTE

Entre las varias representaciones artísticas con que se ha identificado la soberbia se encuentran el león, el caballo, el pavo real, el murciélago, el color violeta y el espejo.

VANITAS

Su título y su concepción se relacionan con un pasaje del Eclesiastés: vanitas vanitatum omnia vanitas (vanidad de vanidades, todo es vanidad). El mensaje que pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte, animando a la adopción de un sombrío punto de vista sobre el mundo.

MANIFESTACIONES DEL ORGULLO EN GRADO DE SOBERBIA
  1. Rebeldía ante la obediencia
  2. Autoritarismo al mandar
  3. Envidia de los valores de otros
  4. Crítica de los envidiados
  5. La mayoría (de los momentos) del malhumor en la convivencia familiar
  6. La mayoría de los enfados, incluyendo los contrarios a uno mismo
  7. Nunca tienen dignidad y mucho menos aceptan sus errores.

EL PECADO DE LA SOBERBIA, ¿CUÁNTO NOS PUEDE DAÑAR?

Ser soberbio es ego. Y no del que aporta. Para peor de males, ser soberbio nubla la mirada y no permite reconocer lo bueno del otro.

En unas maravillosas clases de “Grandes Ideas de Occidente”, nuestro querido profesor Hugo Miller, ya fallecido hace algunos años, fue el primero en mencionar un pecado que nunca olvidaré: el pecado de hybris. En las grandes tragedias griegas, el sufrimiento de los protagonistas estaba relacionado con haber incurrido en una gran ofensa a los dioses: la soberbia. Ser soberbio significaba creerse mejor que la divinidad y obviamente, que el resto de los humanos. Edipo, Layo, Agamenón, sufrieron los peores destinos debido a esa actitud en que se sentían mejores que el resto de los mortales.

Ser soberbio hoy día parece popular e interesante. Aprovecharse de la oportunidad, engañar al sistema o a los otros, descalificar al prójimo, parecen barnizar de poder al que es suficientemente astuto para sacar beneficio de ello. Y además puede ser celebrado por otros si se hace con gracia.

SER SOBERBIO HOY DÍA PARECE POPULAR E INTERESANTE.

Aunque pueda decirse que esta actitud es más bien propia de un país subdesarrollado, donde recién se empiezan a imponer las normas de urbanidad, en los grandes países el pecado de hybris continúa igual.

Si bien los grandes países son más cuidadosos en mantenerse en lo “políticamente correcto” y no criticar a viva voz a las minorías y acatar las reglas, a menudo sus habitantes caen en el mismo juego cuando se trata de compararse con sus congéneres de otros países, donde existen las categorías de primera, segunda y tercera.

En el mundo de los negocios, la empresa y el entorno laboral, el afán de competencia lleva a menudo a abordar con falta de caridad al prójimo. Así, clientes, competidores, colegas y jefes son descalificados y pasan a estar en la lista de los desvariados que sólo quieren molestar.

En el entorno familiar, el ex marido, la ex mujer, la suegra, los amigos de la pareja, cualquiera que represente una amenaza a la competencia o a la atención del otro, pueden entrar rápidamente en una lista negra. Los que están en ella, aunque puedan tener razón en algunas ocasiones, no calificarán nunca para un reconocimiento.

LA SOBERBIA IMPIDE APRENDER

Ser soberbio es ego. Y no del que aporta. Para colmo de males, ser soberbio nubla la mirada y no permite reconocer lo bueno del otro. Además, ser soberbio altera la propia realidad y no permite identificar las propias debilidades. Por lo tanto, evita la evolución.

Nada es personal, dice Miguel Ruiz en su libro “Los Cuatro Acuerdos”. De ahí lo absurdo de la soberbia. Sin autocrítica ni reconocimiento de que el otro puede tener la razón y yo estar equivocado, llegan las peores sorpresas. Es por eso que las tragedias griegas tienen un sentido educativo. Hoy el pecado de hybris tiene  tiene el mismo castigo que en la Grecia antigua. Si bien puede reportar beneficios de corto plazo, sus consecuencias bien pueden desembocar en grandes dramas. 

Lo positivo de ello es que de alguna manera, el ser encuentra la herramienta para un aprendizaje. Y si no es por las buenas, será por las malas…

martes, 2 de octubre de 2012

LOS SIETE PECADOS CAPITALES: SOBERBIA

Los siete pecados capitales fueron en su día ocho, concebidos por el monje griego Evagrio Póntico en los primeros tiempos del cristianismo para definir las principales inclinaciones negativas del ser humano. La soberbia es una característica común al ser humano que implica la constante y permanente autoalabanza que una persona realiza sobre sí misma. La soberbia es, además, una actitud de constante autoadmiración que hace que la persona en cuestión deje de considerar los derechos y necesidades de aquellos que la rodean al considerarlos inferiores y menos importantes.


El infierno era la condena para cualquiera de los ocho. 

En el siglo VI, el Papa Gregorio modificó por primera vez la lista incluyendo la Envidia a la vez que fundía Orgullo y Vanidad en una sola falta. En el siglo XVII, la lista se vio afectada por nuevas reformas, de manera que la Melancolía dejó de ser pecado y fue reemplazada por la Pereza. Fue así como se llegó a la enumeración de los pecados capitales que hoy siguen vigentes, y que servirán de eje para los siete próximos textos, en los que abordaré cada uno de los pecados a partir de sus múltiples definiciones.



Según el diccionario: sustantivo femenino, soberbia viene del latín superbia, y significa altivez, orgullo, arrogancia, presunción.

Según la Iglesia Católica: el amor propio que va demasiado lejos, poniéndose por encima del amor a Dios, y yendo, por tanto, contra el Primer Mandamiento (Amarás a Dios sobre todas las cosas). Ésta fue la pasión que alimentó la rebelión de los ángeles y provocó la caída de Lucifer.

En una historia zen: El gran maestro de Tofuku percibió un movimiento inusual en el monasterio. Los novicios corrían de acá para allá y los sirvientes se colocaban en fila como para recibir a alguien.

“¿Qué está ocurriendo aquí?”, preguntó.

Un soldado se aproximó al maestro y le entregó una tarjeta en la que se podía leer: “Kitagaki, el gobernador de Kioto, acaba de llegar y pide una audiencia”.
“No tengo nada de qué hablar con esta persona”, dijo el maestro.

Algunos minutos más tarde, se acercó el gobernador, pidió disculpas, realizó algunas tachaduras en la tarjeta, y se la entregó una vez más al maestro.

Ahora se leía: “Kitagaki pide una audiencia”.
“Bienvenido”, dijo el maestro zen de Tofoku.

La soberbia es un rasgo característico del ser humano ya que tiene que ver con el desarrollo de la autoconciencia y de cada individuo como un ente único y separado del ambiente en el que habita, capacidad que no existe en el caso de los animales. La posibilidad que tenemos de reconocernos como seres capaces de muchas habilidades, facultades y virtudes es lo que deriva en la existencia de la soberbia. Si bien la soberbia puede darse en todos los individuos en algún punto de su vida de modos más o menos profundos, se habla de soberbia específicamente cuando los rasgos de vanidad y autoalabanza de una persona se vuelven exagerados.



La soberbia es uno de los defectos más criticados por la mayoría de las religiones que basan sus teorías en el desarrollo de virtudes tales como la humildad, el respeto y entrega hacia el Dios correspondiente, la compasión y el desinterés por las cuestiones materiales. Esto es especialmente visible para el Cristianismo que, además de las ya mencionadas, señala a la soberbia como uno de los pecados más importantes y graves que puede cometer el ser humano.

Hoy en día, las sociedades posmodernas se caracterizan por la existencia de gran número de estas actitudes debido a la importancia que se da al individualismo, a la noción de triunfo social y económico como consecuencia exclusiva de los logros individuales y no de los logros sociales o del contexto, al egocentrismo y a otras muchas circunstancias que desatan altos niveles de soberbia y narcisismo en miles de individuos.


Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.1 Pedro 5:5.

Qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8.


GRANDE Y HUMILDE A LA VEZ



Reconozcamos que en general esa virtud llamada humildad, se aprecia poco y se practica menos aún. Cuando se encuentran oídos dispuestos a escuchar, gustosamente se elogia a los ganadores, a los que se imponen.

La humildad es uno de los maravillosos rasgos que distinguieron a nuestro Señor Jesucristo. Él nunca buscó la popularidad; al contrario, huía de ella (Marcos 1:37-38). Él, el gran Dios del cielo y de la tierra, a quien todo le pertenece, fue humilde entre los humildes. Nacido en la pobreza, aprendió el oficio de carpintero. A pesar de su divina sabiduría y de su perfecto conocimiento, esperó hasta cumplir treinta años para empezar su servicio público: anunciar el reino de Dios, enseñar y curar. “Cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:23).

Jesús es nuestro modelo, pero ¡cuán difícil es seguir sus huellas! Una verdadera humildad debería distinguir a un cristiano entre personas que buscan sus propios intereses, que quieren dominar a los demás, engrandecerse y hacer valer sus derechos. Ésta necesita mucha fuerza moral y una real cercanía al Señor. “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”, dijo Jesús (Mateo 11:29). Y su fiel siervo, quien aprendió de él, escribió: “Yo Pablo… soy humilde entre vosotros” (2 Corintios 10:1).


LA INGRATITUD ES HIJA DE LA SOBERBIA



Era yo un niño cuando el padre de un amigo nos decía: "Podéis tener muchos defectos, pero nunca seáis ingratos. Todo os lo perdonarán vuestros amigos si sabéis ser agradecidos y hasta las mayores virtudes pasan desapercibidas en los ingratos." La ingratitud es el peor de los defectos y que sin duda nace de la creencia de que no debemos luchar por ganarnos el respeto y el cariño de quienes nos rodean, es decir, de la soberbia.

Esta frase que liga soberbia e ingratitud no es de origen popular, como podría pensarse porque podemos oírla habitualmente, sino que pertenece a don Miguel de Cervantes.




En un portaaviones: “MISIÓN CUMPLIDA” (cartelón colocado en el USS Lincoln el uno de mayo de 2003, día en el que el presidente Bush anunció el final de las grandes operaciones militares en Irak. En aquella fecha, el número de soldados norteamericanos muertos ascendía a 217. El día que escribo estas líneas, la cifra superó los 2.700).

Para el rabino Adin Steinsaltz: “Cuando alguien intenta descubrir quién es empleando realidades secundarias como término de comparación, se topa con una serie de conchas vacías que dependen las unas de las otras para encontrar sentido”.

“No está bien definirse como amigo de fulano, hijo de mengano, ejecutivo en un cargo determinado, realizando tal o cual función”. Porque todo lo que conseguiremos descubrir de nosotros mismos de esta manera son apenas facetas sombrías e incompletas, delatoras de alguien que quiere hacerse visible a costa de los demás.

“La única relación posible es la que se establece con el Señor. Partiendo de esto, todo comienza a tener sentido y se nos acaba mostrando un significado mayor”.

Según San Agustín: La soberbia no es grandeza, sino hinchazón. Lo que se hincha parece grande, pero en realidad se trata de una enfermedad.

Consejo del Tão Te King: Es mejor no llenar completamente un jarrón, pues estando éste lleno resulta más difícil de cargar.

Cuando afilamos en exceso un cuchillo, su filo no se conservará mucho tiempo.

Cuando el oro y el jade llenan un salón, sus dueños no lograrán mantener la seguridad en el recinto.

Cuando la riqueza y los honores llevan a la arrogancia, sin duda el mal tardará poco en llegar.

Cuando, realizando nuestro trabajo, nuestro nombre comience a tornarse célebre, la sabiduría consiste en retirarnos a la oscuridad una vez que la tarea esté concluida.

ORGULLO VS. SOBERBIA



Orgullo: Es una emoción básica en el ser humano cuyo significado no es otro que el sentirse satisfecho con uno mismo. El orgullo está estrechamente relacionado con la autoestima. Una persona orgullosa es aquella capaz de reconocer sus éxitos y admitir sus errores, sin sentirse culpable por ello. Sólo tiene que ver con la seguridad de quien se reconoce imperfecto y no por ello peor, sólo mejorable.

Soberbia: Es el orgullo sin medida. La soberbia está estrechamente relacionada con la debilidad e inseguridad. Una persona soberbia o demasiado orgullosa esconde su falta de conocimiento para enfrentarse a ciertas situaciones, no conoce el respeto hacia el otro, sólo piensa y decide para engrandecer su propio ego. 

lunes, 1 de octubre de 2012

LOS PECADOS CAPITALES



Es interesante abordar el estudio de lo que la iglesia católica llama pecados capitales para iniciar la comprensión y estudio de la conducta humana, pero tanto más importante es estudiar, identificar las emociones  que los acompañan y comprender nuestra propia conducta así como la de otras personas, para tratar de corregir aquellas que producen situaciones y sentimientos que nos causen dolor. 

Se comienza con la definición de pecado y pecado original, para luego continuar con los pecados capitales  y su origen en la apologética cristiana.

Se llama pecado a la transgresión voluntaria de la norma religiosa o moral. El sentimiento de culpa por este tipo de transgresión es común a todas las culturas y religiones.

El pecado original que nos enseña la Iglesia Católica es el que se hereda del cometido en el paraíso por los primeros padres Adán y Eva, que no es otro que la desobediencia; y Los Siete Pecados Capitales constituyen el origen de todos los demás.

Según la doctrina cristiana, el sacrificio de Jesús en la cruz significó la redención de la humanidad, de forma que, mediante el arrepentimiento y la reconciliación con Dios, los hombres pueden liberarse de sus pecados y acceder a la gracia.

Conozcamos Más a Los Pecados Capitales:

Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada, es decir, son "pasiones humanas pecaminosas".

Juan Casiano fue un sacerdote rumano que dentro de sus muchos escritos filosóficos en materia del comportamiento humano, clasificó los pecados capitales en 7: Soberbia, Pereza, Lujuria, Avaricia, Gula, Ira y Envidia.

Analizaremos cada uno de ellos y sus Virtudes para evitarlos, en otros post.

El término «capital» (de caputcapitis, "cabeza", en latín) no se refiere a la magnitud del pecado sino a que cada uno de ellos juntos o separados dan origen a muchos otros pecados o transgresiones. De acuerdo a santo Tomás de Aquino (II-II:153:4).
Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo y obtención, una persona comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal. […] Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada.
Tomás de Aquino
Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a san Juan Casiano y a san Gregorio Magno (Mor. 31, 45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.
Catecismo de la Iglesia Católica, N.º 1866,
artículo 8, «El pecado» (V: La proliferación del pecado).

Lista de los Pecados Capitales

La identificación y definición de los pecados capitales a través de su historia ha sido un proceso fluido y ―como es común con muchos aspectos de la religión― con el tiempo ha evolucionado la idea de lo que envuelve cada uno de estos pecados. Ha contribuido a estas variaciones el hecho de que no se hace referencia a ellos de una manera coherente o codificada en la Biblia y por tanto se han consultado otros trabajos tradicionales (literarios o eclesiásticos) para conseguir definiciones precisas de los pecados capitales.
Al principio del cristianismo, todos los escritores religiosos ―Cipriano de Cartago, Juan Casiano, Columbano de Lexehuil, Alcuino de York― enumeraban ocho pecados capitales.
El número siete fue dado por el papa Gregorio Magno y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.

Ocho Pecados Capitales


Se sabe que el santo africano Cipriano de Cartago (f. 258) ―en De Mort. (IV)― escribió acerca de ocho pecados principales.
El monje Evagrio Póntico (345-399) escribió en griego Sobre los ocho vicios malvados, una lista de ocho vicios o pasiones malvadas (logismoi en griego) fuentes de toda palabra, pensamiento o acto impropio, contra los que sus compañeros monjes debían guardarse en especial. Dividió los ocho vicios en dos categorías:3
  • Cuatro vicios concupiscibles o deseos de posesión:
    • Gula y Ebriedad (gastrimargia: ‘gula y ebriedad’).
    • Avaricia (philarguria: ‘amor hacia el oro’).
    • Lujuria (porneia)
    • Vanagloria (kenodoxia)
  • Cuatro vicios irascibles, que ―al contrario que los concupiscibles―, no son deseos sino carencias, privaciones, frustraciones.
    • Ira (orgè: cólera irreflexiva, crueldad, violencia).
    • Tristeza (lupè)
    • Pereza (acedia: depresión profunda, desesperanza).
    • Orgullo (uperèphania)
En el siglo V, san Juan Casiano (ca. 360-435) ―en su De instit. cænob. (V, coll. 5, «de octo principalibus vitiis»)― actualizó y difundió la lista de Evagrio.
  • Gula y Ebriedad (que Casiano dejó en griego gastrimargia, porque no encontró una palabra acomodada en latín que significara simultáneamente gula y ebriedad);
  • Avaricia (philarguria: ‘amor hacia el oro’).
  • Lujuria (fornicatio)
  • Vanagloria (cenodoxia)
  • Ira (ira: cólera irreflexiva, crueldad, violencia).
  • Tristeza (tristia)
  • Pereza (acedia: depresión profunda, desesperanza).
  • Soberbia (superbia)
Columbano de Lexehuil (540-615) ―en su «Instr. de octo vitiis princip.» en Bibl. max. vet. patr. (XII, 23)― y Alcuino de York (735-804) ―en su De virtut. et vitiis, XXVII y siguientes)― continuaron la idea de ocho pecados capitales.

Siete Pecados Capitales

En el siglo VI, el papa romano san Gregorio Magno (circa 540-604) ―en su Lib. mor. en Job (XXXI, XVII)― revisó los trabajos de Evagrio y Casiano para confeccionar una lista propia definitiva con distinto orden y reduciendo los vicios a siete (consideró que la tristeza era una forma de pereza).
  1. lujuria
  2. pereza
  3. gula
  4. ira
  5. envidia
  6. avaricia
  7. soberbia
San Buenaventura de Fidanza (1218-1274) enumeró los mismos.
Santo Tomás de Aquino (1225-1274) respetó esa misma lista, con otro orden:
  • vanagloria (orgullo, soberbia).
  • avaricia
  • glotonería
  • lujuria deseos carnales
  • pereza
  • envidia
  • ira.
El poeta Dante Alighieri (1265-1321) utilizó el mismo orden del papa Gregorio Magno en «El Purgatorio», la segunda parte del poema La Divina Comedia (c. 1308-1321). La teología de La Divina Comedia, casi ha sido la mejor fuente conocida desde el Renacimiento (siglos XV y XVI).
Muchas interpretaciones y versiones posteriores, especialmente derivaciones conservadoras del protestantismo y del movimiento cristiano pentecostal han postulado temibles consecuencias para aquellos que cometan estos pecados como un tormento eterno en el infierno, en vez de la posible absolución a través de la penitencia en el purgatorio.

Fuentes: wikipedia.