martes, 30 de octubre de 2012

LA PEREZA - II -





Pereza (latín: acedia, accidia, pigritia), es la negligencia, astenia, tedio o descuido en realizar acciones, movimientos o trabajos. Se le conoce también como gandulería, flojera, haraganería, holgazanería; entre otros términos que pueden incluso llegar a ser peyorativos. La religión cristiana, clasifica la pereza como un vicio capital ya que generan otros pecados, si bien antiguamente se la denominaba acedía o acidia, concepto más amplio que tenía que ver con la tristeza o la depresión.

Todos los seres vivos que se mueven, tienden a no malgastar energías si no hay un beneficio, que no tiene por qué ser seguro e inmediato: puede ser algo probable o que se obtendrá en un futuro.

Algunos ejemplos serían:

Perseguir una presa para comer.
Asearse.
Practicar cualquier tarea, para mejorar habilidades. Puede que sólo se haga por simple placer, que en realidad indica algún tipo de beneficio.
Hablar con los demás para establecer relaciones sociales.
Ayudar a los demás para establecer o mejorar las relaciones sociales.
Mantener relaciones sexuales.

Los animales con mayor inteligencia, y sobre todo los jóvenes, a veces parecen contradecir la máxima de no desperdiciar energía. Son muy activos y no paran casi nunca quietos. Esta actividad tiene la utilidad de conseguir mejores habilidades o conocer mejor el entorno, entre otras ventajas.

En el caso de los seres humanos (y otros animales), tenemos un cerebro muy grande y que consume mucha energía (20% del total que necesita el cuerpo), tanto si se usa, como si no. No utilizarlo supone un desperdicio de energía. Para evitarlo, una sensación desagradable, el aburrimiento, evita dejar inactivo el cerebro y otra agradable, la curiosidad, mueve al individuo a buscar algún tipo de actividad interesante, aunque no haya una necesidad inmediata. Las actividades no tienen por qué ser puramente mentales; sirve cualquier actividad en la que intervenga el cerebro, desde leer hasta hacer deporte.

A las personas que evitan realizar cualquier actividad de las cuales el beneficio no sea al instante se les llama vagos o perezosos. Las causas para tener dicha tendencia pueden ser variadas, desde mala alimentación o enfermedades o simplemente que las actividades que realizan no les resultan beneficiosas.

Existe la idea generalizada de que, en muchos casos, los vagos los son porque les da la gana, no ponen suficiente de su parte o les es más ventajoso ser así. Ha ocurrido en muchas ocasiones, que personas con enfermedades poco conocidas, han sido o son consideradas vagas, incluso por médicos. Algunos ejemplos de enfermedades o condiciones que suelen ser confundidas con pereza son:

Autismo
Síndrome de Asperger
Fibromialgia
Fatiga crónica
Depresión
Distimia
Demencias

Otras causas de implicación en una tarea son:

Falta de beneficio en relación al esfuerzo utilizado.
Falta de reconocimiento en el trabajo o actividad realizada.
Falta de preparación para realizar la tarea.
Falta de motivación.
Monotonía laboral.
No reconocer los talentos.
Que sea una tarea penosa, que cause cualquier trastorno físico o mental, como dolor de espalda, dolor de cabeza o hastío.

Posible Origen

La pereza es algo que está constantemente tentando al ser humano. Suele ocurrir que una persona haga planes para el futuro con mucho entusiasmo, pero cuando llega el día no lo cumple por pereza. Algunos ejemplos de esto lo son los planes de ejercicio, dietas, estudios y hasta tareas laborales. Nuestros antepasados, los primeros hombres que habitaron la tierra, no tenían la necesidad de utilizar la frase “lo haré luego”; esto debido a que sus actividades en las cuales gastaban sus energías eran para el beneficio del aquí y el ahora. Era un estilo de vida en el cual se sobrevivía utilizando energía en el instante que se tuviera una necesidad. Si se tenia hambre se cazaba, si se tenía sed se tomaba y esto igual con las necesidades sexuales. Los antepasados se encontraban con que no pasaba mucho tiempo entre el deseo y la acción. No existía completamente aún la planeación del futuro de modo que se vivía en el presente. No quiere decir que no planeaban para el futuro sino que no dejaban que esos planes interfirieran con su deseo inmediato. El Psicólogo terapéutico Kalman Glantz dice que “la vagancia se hizo posible cuando se comenzó a planear para el futuro”.
Es por esta razón que podemos concluir que la pereza tuvo sus inicios cuando el ser humano comenzó a hacer preparaciones para un tiempo fuera del presente. Algunos de ellos no van a ver útil el hacer una actividad que te beneficie en un futuro y éstos serán llamados “vagos” por los otros. En la actualidad prácticamente se requiere muy poca energía para obtener alimentos y beneficios, estos, los tenemos casi al instante. Surge, entonces, más tiempo de ocio que trae consigo la pereza y a su vez problemas como la obesidad. 
La pereza es un término que va de mano con la procrastinación o la forma en que elegimos hacer tareas de menor prioridad porque obtenemos un beneficio a corto plazo. La procrastinación es un suceso irracional en el ser humano. Que en realidad no se piensa o se planea y que simplemente ocurre al igual que la pereza.
"Después de la de conservarse, la primera y más poderosa pasión del hombre es la de no hacer nada." -J. J. Rousseau- La pereza viene a ser, entonces, un asunto más psicológico que físico.

Algunos Consejos: Para evitar que la pereza entre en nuestros hogares debemos ser higiénicos, por ejemplo asear nuestra casa, desechar toda la suciedad para afuera, por ejemplo basura, ropa vieja, ropa sucia, principalmente donde dormimos, para evitar que la pereza entre en nuestra casa. Hay que estar activo ocupándonos de cualquier oficio para evitar la pereza.

Fuente: wikipedia.org

lunes, 29 de octubre de 2012

LA PEREZA

Los campesinos "perezosos" dormir en lugar de trabajo, en representación de la pereza y la indolencia, en la parábola del trigo y la cizaña de 1624, por Abraham Bloemaert.


La pereza (en latín, acidia) es el más «metafísico» de los pecados capitales, en cuanto está referido a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Es también el que más problemas causa en su denominación. La simple «pereza», más aún el «ocio», no parecen constituir una falta.

Hemos preferido, por esto, el concepto de «acidia» o «acedía». Tomado en sentido propio es una «tristeza de ánimo» que aparta al creyente de las obligaciones espirituales o divinas, a causa de los obstáculos y dificultades que en ellas se encuentran.
Bajo el nombre de cosas espirituales y divinas se entiende todo lo que Dios nos prescribe para la consecución de la eterna salud (la salvación), como la práctica de las virtudes cristianas, la observación de los preceptos divinos, de los deberes de cada uno, los ejercicios de piedad y de religión.
Concebir pues tristeza por tales cosas, abrigar voluntariamente, en el corazón, desgano, aversión y disgusto por ellas, es pecado capital. Tomada en sentido estricto es pecado mortal en cuanto se opone directamente a la caridad que nos debemos a nosotros mismos y al amor que debemos a Dios. De esta manera, si deliberadamente y con pleno consentimiento de la voluntad, nos entristecemos o sentimos desgano de las cosas a las que estamos obligados; por ejemplo, al perdón de las injurias, a la privación de los placeres carnales, entre otras; la acidia es pecado grave porque se opone directamente a la caridad de Dios y de nosotros mismos.
Considerada en orden a los efectos que produce, si la acidia es tal que hace olvidar el bien necesario e indispensable a la salud eterna, descuidar notablemente las obligaciones y deberes o si llega a hacernos desear que no haya otra vida para vivir entregados impunemente a las pasiones, es sin duda pecado mortal.


domingo, 28 de octubre de 2012

LA GULA - "No sólo de pan vive el hombre"

Por: Patrick Madrid

¿RECUERDA UD. Ese anuncio televisivo en los años setenta de Alka Seltzer? 

Un hombre visiblemente en náuseas gemía: "No puedo creer que me haya comido todo eso". Su esposa lo reprende diciéndole: "Te lo comiste". Si bien humorístico, este anuncio puede ser un útil recordatorio de los peligros por comer en exceso.

Comer o beber en exceso es conocido por los cristianos como gula. Además de causar indeseables efectos físicos secundarios, tales como la obesidad, Las enfermedades  y un embotamiento de la voluntad y el intelecto, la gula causa también graves e indeseables efectos secundarios en lo espiritual.

Esta es  la razón por la que el Papa San Gregorio el Grande calificó a la glotonería como pecado "capital",  ya que es la causa de que surjan varios otros pecados.

Tengamos en cuenta que, a pesar de que la gula  la asociamos específicamente con la desmesura en el comer y el beber, se trata de un trastorno espiritual que podemos aplicar a las cosas creadas en general, no sólo a la comida.

Cuando uno se deja llevar en demasía por el apetito sensual por cualquier cosa –comida, alcohol, sexo, diversión etc. -, se convierte en un glotón.

Y si bien entendemos, que la gula no es típicamente un pecado mortal (aunque siempre es al menos un pecado venial), es particularmente peligrosa porque con frecuencia es la causa de pecados aún peores.

Santo Tomás de Aquino enseñó: "La gula denota, no un deseo de comer y beber, sino un deseo desordenado".
Surge de "un placer desordenado en el comer y el beber". Esto significa que comer, en sí mismo, no es el problema. Todos tenemos que comer para mantenernos vivos. Es más bien cuando cedemos voluntariamente a un apetito desordenado o inmoderado (esto es, excesivo) por la comida, que comenzamos a entrar en el territorio del pecado.

Al hablar acerca de las personas cuya atención se centra sólo en los placeres sensuales y terrenales, San Pablo advirtió: "Sigan mi ejemplo, hermanos y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado.
Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo. Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que debería avergonzarlos, y sólo aprecian las cosas de la tierra" (Flp 3,17--19).

La frase de San Pablo, "su dios es el vientre", es una manera efectiva para describir el problema fundamental de la gula; es una tendencia a hacer de una cosa creada – en este caso, la comida –un dios. Y cuando esta tendencia se vuelve tan arraigada y la persona se enfoca de tal manera en el placer de comer alimentos, hasta convertirlos – en cierto sentido –en objetos de deseo por el apetito, entonces llega a convertirse en verdad en esclavo de los propios sentidos. La gula, uno de los siete pecados capitales, tiene como su opuesto la templanza, que es una de las cuatro virtudes cardinales. 

La clave es darse cuenta de que si tenemos problemas con la gula, con la gracia de Dios, podemos superarla al cultivar la virtud de la templanza —esto es, la moderación en el comer y el beber. Un autor católico define la moderación como "el recto hábito que hace que un hombre gobierne su apetito natural por los placeres de los sentidos, de acuerdo con la norma prescrita por la razón". La Sagrada Escritura contiene numerosas advertencias sobre los peligros de la gula y la falta de moderación, y la belleza de la templanza como autocontrol: 

PROVERBIOS 23, 19-­21 — "Escucha, hijo mío, y te harás sabio, y enderezarás tu corazón por el buen camino. No te juntes con los borrachos ni con los que se hartan de carne, porque el borracho y el glotón se empobrecen, y la modorra hace andar vestido con harapos".

ECLESIÁSTICO 37, 27-­31- "Hijo mío, para tu régimen de comida, pruébate a ti mismo: mira qué te hace mal y prívate de ello. Por bueno todo es conveniente para todos ni a todos les gusta lo mismo. No seas insaciable de placeres ni te excedas en las comidas. Porque el exceso en las comidas acarrea enfermedades y la glotonería provoca cólicos. La glotonería causó la muerte de muchos, pero el que se cuida prolongará su vida".

En LUCAS 31, 34-­35, Nuestro Señor aludió la gula en el comer y el beber, cuando dijo: "Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra". La palabra griega usada aquí para "excesos" es kraipdle, que puede traducirse más literalmente como "glotonería", que es una palabra elegante para "exagerar" en el comer y el beber. Cristo nos enseña aquí que las personas que se centran en la sensualidad no estarán preparadas para ese momento repentino e inesperado cuando mueran y se presenten ante Cristo el Juez para rendirle cuentas de su vida (cfr. Mateo 25,31; Lucas 12,16--20; Romanos 14,12). 


1 CORINTIOS 6,12 -­ 13; 19-­20— "‹Todo me está permitido›, pero no todo es conveniente. ‹Todo me está permitido›, pero no me dejaré dominar por nada. Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, y Dios destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Y Dios que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros con su poder"... "¿O no saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos".

ROMANOS 13, 12-­14— "La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz. Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la carne". Pasajes adicionales: Deuteronomio 21, 20; Proverbios 21, 17; 28, 7; Mateo 11, 19; Lucas 7, 34; Romanos 12, 1-2; Gálatas 5, 19-21; Tito 1, 12. Secciones relativas en el Catecismo: 1866, 2290, 2535.


LA GULA




Del latín, gluttire, que significa tragar o engullir de manera excesiva alimentos o bebidas sin medida.
Es un pecado capital para la religión cristiana y el catolicismo, es un vicio del deseo desordenado por el placer conectado con la comida o con la bebida. Este deseo puede ser pecaminoso de varias formas (siempre según los conceptos de dicha religión):
1.   Comer o beber en exceso más de lo que el cuerpo necesita.
2.   Cortejar el gusto por cierta clase de comida a sabiendas de que va en detrimento de la salud.
3.  Consentir el apetito por comidas o bebidas costosas, especialmente cuando una dieta lujosa está fuera del alcance económico.
4.   Comer o beber vorazmente dándole más atención a la comida que a los que nos acompañan.
5.   Desperdiciar la comida estando en la misma categoría que la de comer más de lo que necesita el cuerpo.

Como “uso inmoderado de los alimentos necesarios para la vida” es definido este pecado o transgresión. 
La definición teológica se complementa con que “el placer o deleite que acompaña al uso de los alimentos, nada tiene de malo; al contrario, en el efecto de una providencia especial de Dios para que el hombre cumpliese más fácilmente  con el deber de su propia conservación. Prohibido es, empero, comer y beber hasta saciarse por ese solo deleite que se experimenta”. De esta manera, la religiosidad latina especifica estas faltas en: 
  • proepropere: comer antes de tiempo o cuando se debe abstener de comer, por ejemplo en los días de ayuno señalados por la Iglesia.
  • laute: cuando se comen manjares que superan las posibilidades económicas de la persona.
  • nimis: cuando se bebe o se come en perjuicio de la salud de la persona.
  • ardenter: cuando se come con extrema voracidad o avidez a la manera de las bestias. 
La gula se transforma en pecado en los siguientes casos: 
  • Cuando por el solo placer de comer se llega al hurto o se reduce a la familia a la mendicidad. Puede hacerse analogía con las adicciones en particular la ingesta de alcohol, drogas, juego, etc.
  •  Cuando el deleite en el comer y/o beber se reduce a un fin único y preponderante en la vida.
  •   Cuando es causa de graves pecados como la lujuria y la blasfemia.
  •   Cuando trasgrede los preceptos de la Iglesia en los días de ayuno y de abstinencia de ciertos alimentos.
  •   Cuando se provoca voluntariamente el vómito para continuar el deleite de la comida. 
  •   Cuando se auto infiere grave daño a la salud o sufrimiento a si mismo y a los que lo rodean.
Además de lo dicho por la teología tradicional, la gula tiene un aspecto que  no debemos dejar de considerar:
Es la manifestación física de un apetito más profundo y significativo, un estado de ansiedad. El que cae en las tentaciones de la gula, no sólo quiere consumir comida. Quiere, de alguna manera, ingerir todo el universo, satisfacer el vacío que siente. Asimilar, hacer suyo, todo lo exterior, reducir todo lo otro a sí mismo. En este sentido la gula se mimetiza estrechamente con la lujuria y otros pecados capitales, pues se trata de ponerse por sobre lo otro, reducirlo, objetivarlo y hacerlo suyo. De esta manera  el “glotón” se transforma en el único centro de referencia, en conformidad con el principio del amor a sí mismo. El asimilar, reducir, el universo en general y al prójimo en particular a sí mismo es la más radical negación del otro.