"Lo
que nos hace ricos o pobres no es nuestro dinero, sino nuestra capacidad de
disfrutar" (Víctor Gay Zaragoza)
Un hombre de negocios
pasaba sus vacaciones en un pueblo costero. Una mañana advirtió la presencia de
un pescador que regresaba con su destartalada barca. "¿Ha tenido buena
pesca?", le preguntó. El pescador, sonriente, le mostró tres piezas:
"Sí, ha sido una buena pesca". El hombre de negocios miró al reloj:
"Todavía es temprano. Supongo que volverá a salir, ¿no?".
Extrañado, el
pescador le preguntó: "¿Para qué?". "Pues porque así tendría más
pescado", respondió el hombre de negocios. "¿Y qué haría con él? ¡No
lo necesito! Con estas tres piezas tengo suficiente para alimentar a mi familia",
afirmó el pescador. "Mejor entonces, porque así usted podría
revenderlo". "¿Para qué?", preguntó el pescador, incrédulo.
"Para tener más dinero". "¿Para qué?". "Para cambiar
su vieja barca por una nueva, mucho más grande y bonita". "¿Para
qué?". "Para poder pescar mayor cantidad de peces".
"¿Para
qué?". "Así podría contratar a algunos hombres". "¿Para
qué?". "Para que pesquen por usted". "¿Para qué?".
"Para ser rico y poderoso". El pescador, sin dejar de sonreír, no
acababa de entender la mentalidad de aquel hombre. Sin embargo, volvió a
preguntarle: "¿Para qué querría yo ser rico y poderoso?".
"Esta
es la mejor parte", asintió el hombre de negocios. "Así podría pasar
más tiempo con su familia y descansar cuando quisiera". El pescador lo
miró con una ancha sonrisa y le dijo: "Eso es precisamente lo que voy a
hacer ahora mismo".
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