miércoles, 3 de octubre de 2012

SOBERBIA





Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), es un sentimiento de sobre valoración de uno mismo por sobre los demás.

Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc. Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del yo o ego. Por ejemplo, fede souss.

La Vanidad, Orgullo o Soberbia: Es el primero y más grave de todos los pecados capitales, es el deseo por ser más importante o atractivo que los demás. De hecho, este pecado capital está en estricta relación con los otros 6 y los derivados de éstos, en el cual, el sujeto busca ser siempre el centro de atención sin importar lo que tenga que hacer para conseguirlo.

"La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió." 
Francisco De Quevedo

La Soberbia es difícil de manejar en los tiempos modernos, ya que seguimos patrones físicos y psicológicos que vemos diariamente en medios de comunicación donde el sujeto en cuestión busca imitar a un personaje que es eje de una historia y que da por sentado, que en la vida real se le aceptará como tal. 

El antónimo de la Soberbia es La Humildad, donde el sujeto reconoce sus virtudes y defectos y los trabaja acorde a su entorno siendo ejemplo para quienes lo rodean sin poses ni etiquetas.

SIGNIFICADOS NEGATIVOS

En el racismo, el orgullo se define como perspicacia de aquella persona que se envanece a si misma. Genéricamente se define como la sobre valoración del yo respecto de otros para superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar una elevada desvalorización del contexto. También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que se posee es superior, que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás, superar los prejuicios. 

El orgullo incita a la persona a valorarse demasiado, creyéndose capaz de hacer cualquier cosa por encima de los demás e incluso de sus propias capacidades, de las circunstancias o mejor dicho los contratiempos que se presenten. Esta idea deriva directamente en que la persona orgullosa ponga en detrimento a las demás personas, debido a que piensa que sus capacidades o que su valor no equipara al suyo, lo que se considera arrogante.

"Tres cosas hay destructivas en la vida: la ira, la codicia y la excesiva estima de uno mismo. "
Mahoma

SIGNIFICACIONES POSITIVAS
EN LA FILOSOFÍA

Conviene no olvidar la connotación positiva que, ya en su origen latino, posee la palabra, puesto que la calificación de un acto como soberbio u orgulloso puede ser sinónimo de óptimo o de bella factura. En la filosofía objetivista de Ayn Rand, en particular, el orgullo es una de las tres virtudes principales y se define como estima apropiada de sí mismo que proviene de la ambición moral de vivir en plena consistencia con valores personales racionales.
Para Nietzsche el orgullo es una virtud elevada, propia de hombres superiores, la cual conduce a una honestidad absoluta consigo mismo (lo cual hace imposible cualquier trampa o acto deshonesto), valentía y superación constante siempre buscando estar por encima de los demás y no ocultarlo ante nadie en aquello y en todo.

COMO ACTO DE AUTOAFIRMACIÓN

El orgullo también puede entenderse como la autoafirmación y reivindicación de lo que uno es y del grupo o colectivo al que se pertenece. En este sentido, se puede hablar de orgullo nacional, orgullo racial (un ejemplo conocido es el black pride, un movimiento de reivindicación y orgullo de las personas negras, en particular en los Estados Unidos) y orgullo LGBT (de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).

ARTE

Entre las varias representaciones artísticas con que se ha identificado la soberbia se encuentran el león, el caballo, el pavo real, el murciélago, el color violeta y el espejo.

VANITAS

Su título y su concepción se relacionan con un pasaje del Eclesiastés: vanitas vanitatum omnia vanitas (vanidad de vanidades, todo es vanidad). El mensaje que pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte, animando a la adopción de un sombrío punto de vista sobre el mundo.

MANIFESTACIONES DEL ORGULLO EN GRADO DE SOBERBIA
  1. Rebeldía ante la obediencia
  2. Autoritarismo al mandar
  3. Envidia de los valores de otros
  4. Crítica de los envidiados
  5. La mayoría (de los momentos) del malhumor en la convivencia familiar
  6. La mayoría de los enfados, incluyendo los contrarios a uno mismo
  7. Nunca tienen dignidad y mucho menos aceptan sus errores.

EL PECADO DE LA SOBERBIA, ¿CUÁNTO NOS PUEDE DAÑAR?

Ser soberbio es ego. Y no del que aporta. Para peor de males, ser soberbio nubla la mirada y no permite reconocer lo bueno del otro.

En unas maravillosas clases de “Grandes Ideas de Occidente”, nuestro querido profesor Hugo Miller, ya fallecido hace algunos años, fue el primero en mencionar un pecado que nunca olvidaré: el pecado de hybris. En las grandes tragedias griegas, el sufrimiento de los protagonistas estaba relacionado con haber incurrido en una gran ofensa a los dioses: la soberbia. Ser soberbio significaba creerse mejor que la divinidad y obviamente, que el resto de los humanos. Edipo, Layo, Agamenón, sufrieron los peores destinos debido a esa actitud en que se sentían mejores que el resto de los mortales.

Ser soberbio hoy día parece popular e interesante. Aprovecharse de la oportunidad, engañar al sistema o a los otros, descalificar al prójimo, parecen barnizar de poder al que es suficientemente astuto para sacar beneficio de ello. Y además puede ser celebrado por otros si se hace con gracia.

SER SOBERBIO HOY DÍA PARECE POPULAR E INTERESANTE.

Aunque pueda decirse que esta actitud es más bien propia de un país subdesarrollado, donde recién se empiezan a imponer las normas de urbanidad, en los grandes países el pecado de hybris continúa igual.

Si bien los grandes países son más cuidadosos en mantenerse en lo “políticamente correcto” y no criticar a viva voz a las minorías y acatar las reglas, a menudo sus habitantes caen en el mismo juego cuando se trata de compararse con sus congéneres de otros países, donde existen las categorías de primera, segunda y tercera.

En el mundo de los negocios, la empresa y el entorno laboral, el afán de competencia lleva a menudo a abordar con falta de caridad al prójimo. Así, clientes, competidores, colegas y jefes son descalificados y pasan a estar en la lista de los desvariados que sólo quieren molestar.

En el entorno familiar, el ex marido, la ex mujer, la suegra, los amigos de la pareja, cualquiera que represente una amenaza a la competencia o a la atención del otro, pueden entrar rápidamente en una lista negra. Los que están en ella, aunque puedan tener razón en algunas ocasiones, no calificarán nunca para un reconocimiento.

LA SOBERBIA IMPIDE APRENDER

Ser soberbio es ego. Y no del que aporta. Para colmo de males, ser soberbio nubla la mirada y no permite reconocer lo bueno del otro. Además, ser soberbio altera la propia realidad y no permite identificar las propias debilidades. Por lo tanto, evita la evolución.

Nada es personal, dice Miguel Ruiz en su libro “Los Cuatro Acuerdos”. De ahí lo absurdo de la soberbia. Sin autocrítica ni reconocimiento de que el otro puede tener la razón y yo estar equivocado, llegan las peores sorpresas. Es por eso que las tragedias griegas tienen un sentido educativo. Hoy el pecado de hybris tiene  tiene el mismo castigo que en la Grecia antigua. Si bien puede reportar beneficios de corto plazo, sus consecuencias bien pueden desembocar en grandes dramas. 

Lo positivo de ello es que de alguna manera, el ser encuentra la herramienta para un aprendizaje. Y si no es por las buenas, será por las malas…

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